Hygge, creando atmósferas acogedoras

Hygge, creando atmósferas acogedoras


Los países escandinavos entre muchas cosas, se caracterizan por sus paisajes invernales. Estos periodos turísticos que lucen como postales con su manto de nieve, conllevan una realidad diferente para sus habitantes. Debido a su ubicación geográfica en los meses de invierno los días son muy cortos (un promedio de 8 horas) y, con ello, el frío y la falta de luz predominan. 


Ante la imposición climática, el desarrollo del diseño se inclinó en generar atmósferas que compensaran las condiciones exteriores, contrastando con interiores cálidos. Muchos de los países que componen esta región tienen una terminología para hablar de aquello que los reconforta, para los daneses, la búsqueda de los espacios acogedores acuñó el término de hygge.

La palabra hygge, pronunciada juga, tiene su origen en el idioma antiguo nórdico, en las palabras hugga y hug, que significan bienestar y abrazo. El autor Meik Wiking, teoriza en su libro Hygge, la Felicidad en las Pequeñas Cosas (2017), la posible relación entre la persecución de esta sensación de bienestar, y ser los países con los habitantes más felices de Europa. Aunque el término no se limita a describir el medio físico, pues es verbo, adjetivo calificativo y cualitativo, tiene un gran peso en el tipo de artículos que los daneses escogen para su hogar. Con el paso de las décadas, desde mediados de siglo XX, la palabra hygge también se ha adoptado para especificar un estilo en el ámbito del diseño de interiores. Un estilo caracterizado por su sencillez, muebles estéticos pero funcionales, y particular atención a la iluminación adecuada.

Como se mencionó anteriormente, la falta de luz solar en los meses de invierno fue un factor importante en el desarrollo de diseño lumínico para los escandinavos. Diseñadores como Poul Henningsen, describieron su tarea como “la búsqueda de la armonía en la iluminación”.  No es de extrañar que ésta sea una de las características más importantes en la composición de un espacio hygge, así como encontrar en casas y establecimientos algunas de las luminarias más icónicas del estilo danés. 

Henningsen estudió arquitectura y se especializó en el estudio de la luz como un medio para alcanzar el bienestar.  Sus diseños más reconocidos son la línea PH, un sistema que cuenta con tres pantallas en diferentes tonalidades, distribuyendo la luz, y manteniendo la temperatura lumínica en un espectro cómodo. 

Lámpara PH-5. Foto: Holger Ellgaard

El arquitecto Poul Christiansen, reconocido por sus luminarias de carácter escultórico. Su experimentación con PVC le permitió flexibilidad en cuanto a las formas orgánicas, sin restarle funcionalidad al diseño.

Le Klint 172. Foto: Danish Design Store

Las piezas del diseñador industrial Verner Panton se caracterizaron por la experimentación con materiales, texturas y colores poco comunes para su época. El VP-Globe sobresalió debido al uso de la esfera de acrílico que engloba los reflectores de aluminio.

Panton VP-Globe. Foto: Danish Design Store

El uso de madera en los interiores escandinavos, es otra característica considerada hygge. Un material que enfatiza e interioriza la importancia del paisaje exterior. Ya sea en muebles, pisos o plafones, se observan ejemplos de la diversidad de su utilización en obras de arquitectos como Alvar Aalto. La intención es respetar el material y su acabado natural, sin entintados. 

Contrastando con la neutralidad propia del estilo, los acentos se observan en cojines, cobijas y alfombras. La percepción de calidez, se da a través de la indulgencia a los sentidos. La posibilidad de envolverse en un material mullido, es parte de la experiencia que propone el hygge.  

Cada parte de la composición de estos espacios se dispone con intencionalidad, eligiendo los elementos por sus cualidades plásticas y prácticas. La idea se extiende a elementos de uso común como tazas y jarrones, además de cumplir con su función, cuentan con el elemento estético complaciendo a través de la vista.