La arquitectura efímera se instala en los restaurantes

La arquitectura efímera se instala en los restaurantes


Una de las tendencias globales en restaurantes que más está creciendo es la de los restaurantes pop-up. Los comensales buscan más que solo una buena comida, lo que quieren es entrar a un espacio que los envuelva y los lleve a vivir una experiencia adicional a los platillos.


Aparecen en el radar restaurantes temáticos y multisensoriales, pero, sobre todo, han ganado popularidad los que por un tiempo limitado se instalan en un espacio en el que arman una experiencia completa y que después, o se trasladan a otro destino o desaparecen por completo.

El reto de este tipo de espacios con caducidad no es solo la oferta gastronómica, sino lograr una atmósfera que sea lo suficientemente atractiva para llamar la atención de los comensales y a la vez que sea funcional para poder ofrecer un menú digno de un restaurante completamente establecido. Algunos de los ejemplos que han robado cámara han sido el llamado Dinner in the Sky que consiste en una grúa que eleva una mesa con sillas para que disfruten la comida con una vista espectacular (en México se vive sobre las Pirámides de Teotihuacán); o bien el restaurante Noma del afamado René Redzepi, el cual se trasladó desde Dinamarca a una playa de Tulum durante siete semanas nada más.

Después de que experiencias de este tipo se pusieran en boca de todos, más personas comenzaron a buscar vivir experiencias similares, con lo que se satisficiera su necesidad de originalidad y les ofrecieran algo inesperado en un contexto distinto. Ahora, cada vez se pueden encontrar más de estos restaurantes pop-up que viven desde un día hasta unas cuantas semanas, pero que mientras existen sorprenden por sus elaborados diseños que no por ser nómadas o efímeros son menos impactantes.

El hotel neoyorkino se distingue por sorprender a los visitantes con cada oportunidad y el verano no es la diferencia. En esta ocasión convirtieron el patio del hotel en un jardín botánico con pequeños invernaderos privados a los que se les coloca una mesa de máximo ocho personas, Arlo Blooms Pop-up. En medio de un colorido bosque floreado los comensales pudieron degustar un menú de temporada que a su vez buscaba hacer conciencia sobre decisiones amigables con el ambiente y el turismo sustentable. A pesar de que que todas las flores brillaban espléndidamente, uno de sus mayores logros en temas de diseño es que varias de ellas eran flores artificiales y al interior de los invernaderos integraban plantas reales que ayudaban a purificar el aire y remover toxinas del ambiente.

El famoso restaurante italiano Eataly Flatiron creó un espacio temporal en el piso 14 del edificio, que es la azotea del restaurante, y se transformó en un exuberante jardín para llevar los días de campo a la ciudad de Nueva York: Serra by Birreria. Serra en italiano significa invernadero por lo que el ambiente se repletó de plantas colgantes y flores de todos colores cubriendo las paredes y creando un techo de ensueño. El mobiliario, principalmente de madera, hizo de camuflaje con el entorno al juntar mesas estilo rústico con sillas tan coloridas como las flores y de estilo romántico, como si se tratara de una escena de Alicia en el País de las Maravillas. Los platillos son de temporada y destacan los vinos naturales y una selección especial de spritzes. La complejidad de preservar este jardín se solucionó a través de la técnica hidropónica que implica que no se necesita tierra, todo se crece en agua. Gracias a esto también crearon un huerto del que toman ingredientes como el romero y la menta para los cocteles.

La experiencia gastronómica nómada Banquet of Hoshena lleva el concepto de diseño a otro nivel, ya que no se limita al espacio y el mobiliario, que ya son un reto en sí mismos cuando se trata de algo que cambia de ubicación constantemente, sino que también le agregan la complejidad de la tecnología al combinar el banquete con un festín visual a través de mappings. Durante dos horas la cena de cinco tiempos se acompaña de un espectáculo que marida cada plato con una historia de magia y fantasía a través de música, sonidos y proyecciones que interactúan con la comida, el mobiliario y los utensilios sobre la mesa. La experiencia estará disponible del 5 de mayo al 7 de agosto en el centro comercial Westfield en Londres, posteriormente migrará a Estados Unidos, Dubái, Alemania, Abu Dhabi y Estocolmo.

Ubicados en la ciudad de México los creativos detrás del concepto Hidden Kitchen preparan cada 2 meses cenas clandestinas en donde 40 desconocidos tienen la oportunidad de compartir la mesa en un espacio inesperado. Casas desocupadas, galerías de arte, estacionamientos y edificios en construcción han servido de espacio para instalar sus mesas itinerantes. Estos espacios los transforman a través de diseño e iluminación para instalar la gran mesa en donde sirven sus creaciones culinarias. Decoración con velas, instalaciones de plantas y flores que cuelgan del techo,  juegos de luces en las paredes, series de luces y sillas de colores han sido algunos de sus elementos aliados para convertir cualquier espacio en un restaurante.