Al sur de Sri Lanka emerge una propiedad privada aislada en forma de exclusivo complejo de villas. K House está rodeada de exótica vegetación, la arquitectura se integra con poco esfuerzo en la naturaleza, a través de líneas suaves y materiales naturales.
Dos edificios individuales forman el complejo; una casa al este colocada sobre la parte más montañosa de la propiedad, la cual se abre al mar, y la otra, al oeste, más escondida, produce una sensación de más intimidad. Las dos forman una L, enmarcando de esta forma la piscina y el jardín, que se encuentran en el centro y que desciende hacia una playa de arena virgen.
Los materiales naturales le dan el toque a la arquitectura: madera de teca local, terrazo pulido, fachas de cemento (también pulido) y piedra de granito en las zonas de exterior. El techo por su parte está compuesto de tejas color terracota recicladas.
El clima cálido de la zona permite que la naturaleza se mezcle sin problema con la arquitectura, pudiendo así ofrecer espacios al aire libre para poder descansar; porches, comedor, sala de estar, etc. Las áreas comunes de la primera casa, la que se ubica al este, son amplias y con mucha luz, mientras que la sala y el comedor de la que se localiza al oeste son más íntimas y cerradas. Los baños y sus duchas, formando lavabos de terrazo gris oscuro, están abiertos a patios privados, por lo que brindan la posibilidad de convivir directamente con la naturaleza durante la ducha.