Una carrera multifacética que abarca numerosos campos de la arquitectura, pabellones internacionales, viviendas unifamiliares, museos, piscinas e iglesias, son algunos ejemplos. Un abanico de proyectos que reflejan el profundo respeto al entorno y la naturaleza. Uno de los responsables de posicionar a Portugal en el mapa de la materia, un genio, un verdadero maestro.
Álvaro Siza es un arquitecto portugués nacido en Matosinhos en 1933. Graduado de la Escuela Superior de Bellas Artes, donde fungió como docente y encontró su amor por la enseñanza, para después llevarlo a las universidades de Bogotá, Pensilvania, Harvard y Lausanne, participando como profesor invitado. Su mayor influencia es el Coliseo Romano y aunque sea difícil de creer (debido a su talento) no siempre quiso dedicarse a la materia, su sueño era ser escultor. Terminó matriculándose en la séptima arte para no contradecir a su padre y la materia se ganó su corazón después de un viaje a Barcelona, donde conoció la obra de Antonio Gaudí.
Ha sido galardonado con numerosos premios, entre ellos: el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea, la Medalla de Oro de la Fundación Alvar y la Medalla de Oro de la Arquitectura, todos otorgados en 1988; el Premio Pritzker en 1992, y el Praemium Imperiale, en 1998.
La Casa de Té Boa Nova fue uno de sus primeros trabajos, concluido en 1963. Elaborado sobre las rocas que cuelgan del Mar en Leça da Palmeira. En 1958, el arquitecto Fernando Távora ganó el concurso, organizado por la Câmara de Matosinhos, y le cedió el proyecto a su colaborador (Siza) quien, entonces, tenía 25 años. (En 2014, la obra fue renovada por el portugués y actualmente es un restaurante de mariscos)
Una de las primeras construcciones como arquitecto independiente fueron las Piscinas en Leça de Palmeira. Las piscinas se encuentran cerca del restaurante Boa Nova y fueron inauguradas en 1966. Dos albercas, una de adultos y otra de niños, una cafetería, baños y vestuario. El espacio está formado por las rocas existentes, marcando la relación entre naturaleza y arquitectura. Además, cuenta con muros de hormigón, madera oscura para los interiores y cubiertas de cobre.
El Pabellón de Portugal Expo 98, fue construido para la Exposición Mundial de Lisboa (1998). El monumento fue diseñado para ser la pieza principal del festival y el Pabellón nacional del país anfitrión. El tema de la muestra “Los océanos: un patrimonio para el futuro”, conmemoró el patrimonio de los descubrimientos portugueses y exigió al arquitecto una interacción sensible entre la obra y el puerto. Siza, de la mano de Eduardo Souto de Moura y la experiencia en ingeniería de Cecil Balmond, creó un espacio innovador utilizando la misma tecnología que para crear un puente colgante, diseñado como una estructura en forma de cinta tensada, en el que los cables sueltos se fortalecieron con concreto para controlar el movimiento.
La Capela do Monte fue inaugurada en el 2018, posicionada en la cima de una colina en Algarve (Portugal). Aquí, el maestro buscó que la capilla girara entorno a una geometría monolítica. Su interior desprende serenidad y los muebles de madera fueron diseñados también por él. Sus revestimientos son blancos y la capilla se eleva ligeramente.
Su primer proyecto en Estados Unidos será una torre de condominios de lujo en Nueva York. Producido por la empresa de visualización The Boundary, el conjunto plasmará una mezcla de piedra caliza y vidrio de Perla Bianca que destaca por su simplicidad. La torre (actualmente en elaboración) estará ubicada 611 West 56th Street, en el West Side de Manhattan con vistas al río Hudson. El edificio consta de 37 pisos y los departamentos comenzaron a venderse a finales de septiembre.
Una pequeña lista para conmemorar la grandiosa obra del portugués, que ve a la arquitectura como un servicio, un oficio y una profesión para la comunidad que tiene que ser contemplada en conjunto.