La arquitectura susurra, sorprende, grita, pero también puede estar en silencio. El arquitecto portugués Manuel Aires Mateus es el visionario detrás de los cuatro proyectos de Silent Living.
Las propiedades son de João Rodrigues, un hotelero que está revolucionando el concepto de viaje moderno devolviéndolo a sus raíces, y están distribuidas en Portugal en zonas urbanas, de playa y rurales. Lo que tienen en común, además de al arquitecto y al propietario, es la restricción en el diseño y en el uso de materiales naturales, sin olvidar el profundo respeto por el entorno.
El último proyecto de esta pareja profesional, sobre el que versa esta nota, es una casa de huéspedes de seis habitaciones, Santa Clara 1728, en la ciudad de Lisboa, ubicada en un edificio del siglo XVIII, con escaleras de piedra caliza originales (e intactas) y con una paleta de colores “en silencio”, incluyendo el tapiz de lino de algunos muebles y madera blanqueada.
En Santa Clara no hay ruido, se vive el silencio. No hay ruidos tampoco en los colores, no hay ruido en diseño, no existe el ruido de Lisboa. Mateus hace un gran trabajo por mantener el equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo. Conserva meticulosamente las columnas, los arcos, las escaleras que describen una historia, y les agrega un toque extra de minimalismo. La piedra caliza adopta varias formas en el interior del lugar, aportando el estilo rústico al ambiente.
Santa Clara no pretende ofrecer habitaciones como un producto, sino reforzar la idea de habitar, sensibilizar sobre los asuntos esenciales que nos hacen sentirnos como el casa. Se recibe a los huéspedes en sus suites, como si fueran amigos de toda la vida, destacando como pieza central una mesa de comedor de 20 pies de largo, con capacidad para 20 personas. El ambiente se siente tranquilo y da sensación a hogar, no solo por sus colores claros, la suavidad de los materiales, sino también por el olor a pan casero.
Durante el proyecto y la construcción de la casa, la cuidada elección de materiales locales, los métodos de construcción tradicionales y el carácter del mobiliario hecho a mano, graba en las paredes historias y testimonios que transmiten una experiencia sensorial completa, es como una vuelta a casa. El objetivo no solo era respetar el patrimonio original, sino agregar además serenidad y comodidad a través de la pureza que define la arquitectura de Mateus.
Existe también un jardín aislado para momentos de relajación o lectura. Como casa de familia, Santa Clara vive con sus rutinas diarias, tiene ritmo, cambia con las estaciones del año e invita a los huéspedes a compartir su pulso.
Cada detalle contribuye a fortalecer la imagen, la calidad y la atención a los detalles no pueden dejar indiferente. Las fotos dirán el resto.
Otros proyectos de Rodrigues y Mateus son Casas na Areia, en Comporta, en la playa, inspiradas en los graneros de arroz de los alrededores. La segunda, Cabanas No Rio, también en Comporta, con protagonistas la simplicidad y el silencio. Casa No Tempo, el tercer proyecto, es una antigua granja de su abuelo, un retiro minimalista en Sabugueiro, con una piscina rodeada de olivos y robles.